Honey Moon

Después de salir de casa, nos dirijimos al aeropuerto, donde tomaríamos un avión el cual nos acercaría más a nuestro destino.

- Creo que te gustará mucho el lugar.

- Creo que todavía no, ya lo verás... No hay que ser tan ansiosa. - le digo una vez que estamos sentados y me pongo a acariciar tu rostro. - Te veías hermosa Bella.

Le doy un beso rapidamente. Río de Janeiro quedaba todavía lejos, tendríamos tiempo para charlar.

- Pero la novia es la que debe resaltar y Alice hizo un buen trabajo. Nadie podía alejar su mirada de ti. - insistó. - Incluso Rosalie pareció divertirse.

- No deberías apenarte, me costaba mucho mantenerme alejado de ti. Le debemos un enorme favor a Alice, ya te torturará después.

Me rió un poco.

- Si? Creo que no sabía esa parte del trato... - Luego suspiro recordando el nuestro, tarde o temprano tendría que convertir a Bella. - Estas cansada?

- Por eso mismo preguntaba, es un vuelo largo. Puedes dormir un poco, yo te despertaré cuando lleguemos a nuestro destino.

Entonces pongo mis brazos a su alrededor para que pueda recargarse en mi y dormir. - Quizá duerma contigo. - digo guiñandole un ojo.

Bella se durmió al instante. Había sido un día lleno de emociones, por fin llegamos a nuestro destino y fue cuando la desperté para que pudieramos bajar del avión y seguir con nuestro camino.

- Bella, ya es hora. Estamos aterrizando.

- Estamos en Brazil. - respondó mientras bajabamos. - Tomaremos un taxi.

Una vez abajo recogí las maletas y como le dije tomamos un taxi que nos llevaría a nuestro siguiente destino. Bella seguía un tanto dormida que no me pregunto mucho. Nos detuvimos en el puerto, donde ibamos a abordar un yate.

- Bella... tranquila, ya llegaremos pronto a nuestro destino. - digo mientras colocó nuestras maletas en su lugar y luego le ayudo a subir.

Iriamos a prisa, es por eso que este yate era más pequeño que los otros. Pronto dejaríamos la ciudad detras de nosotros. - No eres muy buena para las sorpresas.

- Eso dije... - le hechó un vistazo con rapidez y sonrió. Bella era tan humana, se marearía en cualquier momento. - No dejaré que te pase nada, te llamaré cuando estemos cerca. Una media hora más o menos.

Le sonrió y con una de mis manos tomo la suya mientras seguímos avanzando a la luz de la luna.
Al cabo de unos 20 minutos sonrió. - Bella, mira. - exclamó señalando al frente donde por fin se comenzaba a ver nuestro destino.

- Isla Esme, un regalo de Carlisle... Esme nos permitió usarla.

Digo mientras al fin llegamos al muelle donde bajo las maletas y las dejo en el suelo. Luego regreso para ayudarle a Bella, pero esta vez la tomo en mis brazos.

No le dije nada, salvo que sonreí. Una vez de que me aseguré de que el yate estaba seguro, levanto las maletas con una de mis manos y hechó a andar por la isla.
Sabía que a Bella se le haría un largo tiempo hasta que vieramos la pequeña luz que alumbrabá el lugar.

- Ya casi, lo prometo. - le digo dandole un beso en la frente.